A solo 120 días de su mandato, el nuevo presidente de Ecuador ya está deshaciendo el legado de su propio partido
Puede ser una exageración comparar la maravillosa creación de arcilla de Gustav Meyrink, el Golem, vivo pero sin alma, con la peculiar y tambaleante estrategia de Lenin Moreno quien es el presidente de Ecuador, pero es inevitable la comparación literal, pues la ocasión se presta para esto.
Lenin Moreno ocupó el puesto de vicepresidente exactamente 6 años bajo el 8mandato del carismático, popular y además fundador del partido político Alianza País, Rafael Correa. Fue electo sucesor de dicha administración en abril del 2017, la cual mantuvo la etapa política más duradera en la historia de la democracia de Ecuador.
En plena campaña presidencial, teniendo por oponente a Guillermo Lasso (banquero conservador) se observaron señales de que Moreno estaba alejándose poco a poco de Correa, este tipo de cambio parecía una estrategia para ganar ventaja en una carrera estrecha, donde la denominada izquierda política se encuentra ahora enferma.
Con tan solo 120 días en el poder, Moreno se encuentra realizando una impactante separación tanto del partido político Alianza País, como también de su supremo líder, Rafael Correa, el cambio político realizado dificulta la transición de la democracia en Ecuador y acaba con el partido, corriendo el peligro nada más y nada menos de perder la voluntad de la gente.
La mano extendida
Ganando con una diferencia de 2.3 puntos sobre el candidato Lasso, Moreno estaba consiente de los desafíos a los cuales se enfrentaría su administración, y que para enfrentarlos el candidato pensó que demostrar su distanciamiento de Correa era algo necesario que tendría que hacer. Moreno prometió en su campaña electoral a todos los votantes “una mano extendida”, “la reconciliación nacional” y “continuación del cambio” algo que los comentaristas bautizaron con el nombre de la “de-Correaficación de Ecuador”
El presidente expandió tal proceso una vez en la oficina, involucrando ahora a todas las fuerzas políticas y sociales denominadas como “la oposición” por toda la administración de Correa, incluyendo al sector financiero y todo el movimiento indígena. También estableció debates con todo el comité empresarial ecuatoriano y con los líderes políticos de la oposición, grupo el cual mediante presión, instó a la administración de Correa la cual invirtió mucho en beneficio social a detener los gastos públicos.
Tiempo de pivote
El debate tuvo éxito, Moreno acepto las demandas establecidas por el sector financiero, logrando la capacidad de que todos los bancos privados puedan hacer transacciones con efectivo digital, en Ecuador anteriormente la totalidad de pagos electrónicos eran supervisados por el banco central.
Con respecto a la Ley de Comunicaciones, acordó añadir una reforma la cual asegurará la protección de libertad de expresión, y aceptara llamadas de empresas de medios que mantuvieron una lucha contra Correa, finalmente hiso un recorte al sueldo de los funcionarios, a pesar de que el país mantiene la deuda publica mas baja entre las naciones latinoamericanas.
Así mismo tales decretos preocupan al partido político Alianza País, pues temen que el nuevo mandatario este rompiendo el orden de “revolución ciudadana” nombrada así por Correa. De así hacerlo lo hace sin ningún tipo de visión economía y política. La política que está manejando Moreno está muy a favor de la derecha, tanto así que el candidato Lasso ofreció voluntariamente prestar su plan económico.
Tanto el partido gobernante como la oposición
Transcurrido poco tiempo, el ex presidente Correa y Moreno ya han comenzado a manifestar públicamente sus diferencias, y es que Correa el mes de junio empezó a escribir editoriales sobre la administración de Moreno en la sección de opinión del periódico El Telégrafo, también criticó implícitamente por vía Twitter a Moreno por actuar comportarse “de mala fe”.