Trafficker digital: todo lo que necesitas saber
Si has llegado hasta aquí es porque, seguramente, te preguntas qué es un trafficker digital y por qué es una profesión que parece estar a la alza. Es casi seguro, entonces, que hayas caído —o llegado— a la frase “conviértete en un trafficker digital” a través del algoritmo de las redes sociales —aunque también existe la posibilidad de que un amigo o conocido te haya recomendado un curso, una plataforma o algo que hay que comprar para dar, por fin, el paso que te llevará al éxito financiero y a la libertad, ¿no?
Pues has llegado al artículo y al lugar correcto. Trataremos, brevemente, de responder las dudas más frecuentes respecto a esta profesión emergente, la cual no siempre es lo que parece.
Trafficker digital: qué es, qué no es y dónde me apunto
Un trafficker digital, en pocas palabras, es una persona que se especializa en tráfico online, es decir, que hace publicidad en redes sociales a través de un profundo conocimiento de sus algoritmos. Como podrá adivinarse, este tipo de profesiones cada vez más especializadas en sectores del marketing y la publicidad son producto de una creciente demanda por parte de las empresas que necesitan de los servicios de trabajadores especializados que las posicionen en redes sociales.
Algunas de las ventajas del trafficker digital son su sueldo y su libertad de horarios y de movilidad: pueden llegar a ganar lo que ellos se propongan (a través de la existencia de un nicho de mercado en crecimiento) y pueden trabajar desde donde sea. Como podrás imaginar, estas dos fortalezas de la profesión la convierten en el trabajo de los sueños de muchas personas.
Digo, ¿quién no querría facturar en grande y librarse del sedentario trabajo de oficina?
Esto y más es lo que promete Roberto Gamboa, creador del concepto y CEO y Founder del Instituo de Tráfico Online, escuela virtual de traffickers digitales.
A través de su máster online, Roberto Gamboa asegura que cualquiera está capacitado para aprender, desde cero, los pormenores de una profesión emergente y convertirse en lo que siempre ha soñado: su propio jefe.
Lo que hay que hacer: inscribirse al máster (por 5.000 euros), asistir virtualmente a sus eventos (la Semana Trafficker) y ser parte de una comunidad con tintes sectarios. Lo más importante: referir a nuevos alumnos que paguen los 5k del máster (que ni siquiera es una maestría porque no tiene reconocimiento educacional).
Como podrás imaginarte, no se trata, en realidad, de saber qué es un trafficker digital, sino de verificar que, tan siquiera, sea una profesión a la que se pueda aspirar.
Trafficker digital: opiniones, estafa u oportunidad de negocio
Desafortunadamente, la red está repleta de personas que buscan sacar provecho de los sueños y de la ingenuidad de otras. Y la educación, institución que debería crear valores humanos, no es un campo que esté exenta de oportunistas.
Según las opiniones de aquellas personas que han tomado el curso —y, lamentablemente, pagado 5k euros a un extraño—, la mayor parte de los contenidos teóricos y prácticos de la profesión son más que mentiras elaboradas que pretenden pasar por conocimiento que, de hecho, información verdadera.
Es por ello que, según los especialistas en marketing, este tipo de “oportunidades” están dirigidas a población vulnerable, es decir, a personas que estén buscando cambiar de profesión, que no tengan conocimientos previos en marketing o en publicidad, jóvenes con ganas de alcanzar su sueño, personas mayores y, en general, a cualquiera que tenga un poco de ilusiones en que todo puede cambiar. Y, ojo, no estamos diciendo que no se pueda, estamos tratando de mostrar que no existen soluciones mágicas ni profesiones a la alta que cumplan con todas las promesas que sus vendedores aseguran.
Lo más recomendable es que, antes de pagar por cualquier producto —cultural o material— que circule por la web, es necesario informarse sobre la veracidad y la conveniencia de aquello que se desee adquirir.
Las estafas piramidales o esquemas Ponzi circulan con mucha libertad y se esconden bajo diversas formas. Por ello es que hay que tener la duda bien afilada para clavarla donde todo parece mágico, perfecto y al alcance de cualquiera. Digo, la precaución nunca está demás, especialmente en nuestros tiempos.